Jesús: cómo cooperáis a la salvación de las almas

23 de Septiembre, 2004 Jesús a Anne, una apóstol laica, Irlanda. Direction for our Times


Queridos hijos, dedico este pequeño Volumen a Mis servidores, a todos aquellos que buscan difundir Mi mensaje de amor y salvación. 

Queridas almas que tan valientemente están al servicio del Reino: su recompensa será grande. Muchos de ustedes mismos han sido arrancados del pecado y de la oscuridad y traídos hacia la Luz. Celebré el regreso de cada uno como si se tratara de Mi único hijo y con eso, el lugar que les había reservado en Mi Corazón quedó colmado. En verdad Mi amor por ustedes es total.


Hijos Míos, ahora debemos ir en busca de otros. Los hallarán por todas partes, y por esa razón están sirviendo en todas partes, pues allí donde el mundo tiene sus dominios hay almas que corren el peligro de separarse eternamente de Mí. Unos son pobres y otros son ricos; a algunos se les ve con desprecio y otros son muy respetados; unos claman ser buenos y otros no esconden su afinidad con el enemigo. Sin embargo, nada de esto importa: los quiero a todos. En este Volumen les daré instrucciones de cómo reclamar lo que nos pertenece, es decir, las almas de nuestros hermanos y hermanas.

La primer estrategia que habrán de seguir para que los demás se sientan atraídos hacia el cielo, será mediante su ejemplo de servir con alegría. Es verdad que a muchos de ustedes se les ha pedido sufrir por Mí, y les estoy muy agradecido. Recuerden unir en todo momento su sufrimiento y dolor a Mi propio sufrimiento y dolor, diciendo: “yo sufro porque Mi Jesús está sufriendo: que así sea. Yo aceptaré ese “si” y lo usaré poderosamente para derramar gracias necesarias de redención. Están cooperando conmigo y eso Me ayuda a salvar almas; confíen en esto porque es verdad. 

Comiencen, incluso, a ofrecer sus más pequeñas cruces con el rescate de muchas almas de la oscuridad. Hijos: sé que su visión terrena es limitada; lo comprendo, pero en este tiempo es preciso que crean con absoluta seriedad. 

Acordamos, tú y Yo, que si tomabas la decisión de seguirme, servirías sin importar lo que sintieras en un momento dado, y una forma de servirme es ofreciéndome continuamente tus pequeños sufrimientos. Una vez más te digo que el sufrimiento salva almas. Mantén la paz con estas cruces unidas a Mi propia cruz, y pon el ejemplo de la alegría en el servicio: esa es la primer forma en que sacaremos a las almas de la oscuridad.