Uníos a Mí en todo



Hijos Míos, palos y palos vais a recibir cada día más en el cuerpo y en el alma, porque el furor de los demonios contra todo aquel que Me ama, es cada vez más intenso y su odio no tiene límites. Yo, Jesús, os hablo.
Pero si el furor de los demonios es grande y su odio es ilimitado, Mi amor es aun mucho más grande y no sólo es ilimitado sino infinito, por tanto, no temáis a nada, absolutamente a nada, ni a las amenazas, ni a la persecución, ni a las murmuraciones, a nada que pueda llenaros de amargura, porque Yo no abandono a los que Me aman si ellos confían y creen en Mí y no Me abandonan ante la adversidad. Yo, Jesús, os hablo.
Animaos unos a otros y estad muy unidos en Mi Corazón divino, porque la unión es algo que odia Mi adversario y es una barrera inmensa contra sus asechanzas. Uníos en la oración, en el sacrificio, en los homenajes, en las alabanzas, en la Santa Misa, en todo. No vayáis aislados a ningún sitio, solo si ese aislamiento es para uniros más a Mí. Yo, Jesús, os hablo.
Hay quienes necesitan vivir en oración silenciosa y solitaria. Esas son almas que alcanzaron un nivel espiritual diferente y especial, y necesitan vivir en soledad y silencio Conmigo. Pero por lo demás vosotros hijos, uníos todos en Mí y que los sacerdotes os guíen, esos sacerdotes que Me aman, que están en comunión Conmigo y viven las normas eclesiásticas. Yo, Jesús, os hablo. Porque también hay sacerdotes que viven su ministerio fríamente, sin amor ninguno a Mí, y a veces, hasta como una carga. Esos sacerdotes no son los que necesitáis sino aquellos que anteponen Mis cosas a las suyas, y que anteponen el bien de las almas a sus intereses. Yo, Jesús, os hablo.
Y en el Corazón Inmaculado de Mi Madre, uníos también en la oración, en los cánticos, en el Rosario, en todo lo que sea para darme honor y gloria, porque eso es lo que tenéis que darme honor y gloria en todo momento, en la alegría y en la tristeza, en el bien y en el mal, en el gozo y en el sufrimiento, ya que Yo Soy el mismo siempre y Soy inmutable y lo mismo cuando sufrís que cuando gozáis, y permito todo para vuestra mayor corona y bien del alma. Yo, Jesús, os hablo y os instruyo. Paz a todo aquel que leyendo este mensaje lo cree y lo pone en práctica.