La Comunión no transmite enfermedades



RLVL y extracto de Gloria News

¿Qué pasa con la propagación de infecciones y la higiene a la hora de comulgar?
pregunta el Dr. Reiss.

Durante la epidemia de gripe porcina en Europa, algunos sacerdotes insistieron en dar solamente la Comunión en la mano. Sin embargo, como médico practicante, puedo decir que esta es una precaución lamentablemente inadecuada ya que los virus causantes de la gripe se transmiten por el aire.

Además, un metanálisis de artículos de medicina pública no ha revelado un solo caso de transmisión de la enfermedad a partir de la Comunión en la boca. En cualquier caso, si uno realmente cree que durante el misterio de la transubstanciación el pan y el vino han sido transformados en el cuerpo y la sangre sagrados de nuestro Señor y ya no existe el pan sino en apariencia, entonces es imposible que el Cuerpo y la Sangre divinas acarreen una enfermedad.


¿Está mal recibir la Comunión en la mano?

La respuesta corta es sí. El que comulga debe tener una actitud de infancia espiritual al recibir el Reino de Dios, y dejarse alimentar por la Iglesia y no por sí mismo.

San Cirilo de Jerusalén explica de manera impresionante "cuidate de que no se pierda ninguna parte del Cuerpo del Señor". Tal pérdida sería la mutilación de tu propio cuerpo. Porque, si te dieran polvo de oro, ¿no tomarías el máximo cuidado sin dejar que ningún grano se escurriera entre tus dedos, por temor a empobrecerte? ¿Cuántas precauciones tendréis entonces para no perder ni una migaja de lo que es más precioso que el oro o las joyas?

Al comulgar en la mano se pierden partículas, ya sea cayendo al suelo por ausencia de la bandeja de la comunión, ya sea que queden pegadas en los dedos y en la mano receptora al tomar la hostia.
Y hablando de higiene: si acabamos de dar nuestro donativo en la colecta, ¿acaso no están las manos sucias ya sólo por ese motivo, con bacterias que luego pegamos a la hostia y nos las tragamos, ahora sí, por tocarla quien no debiera, esto es, un laico que no tiene la manos consagradas por el sacramento del orden sacerdotal, ya sea como comulgante o como ministro extraordinario de la eucaristía que muchas veces no se lava las manos?


¿Cómo deberíamos entonces recibir la Comunión?

Como el Santo Padre Benedicto XVI nos indicó, arrodillado y en la lengua.