El hashtag `Me too´ entre la misoginia y la misandria



«Me Too» el hashtag que surgió contra el acoso sexual femenino, a raíz de las denuncias a un productor de Hollywood, fue popularizado y animó a las mujeres a tuitear sus experiencias misóginas, (aunque en el fondo, se tratara más de misandria o aversión a los varones)

Este movimiento feminista olvida una realidad al menos tan grave: las mujeres que consienten al acoso para trepar profesionalmente no pueden dar toda la culpa al varón, pues accediendo al chantaje caen en una culpa todavía peor. Entregar el cuerpo como mercancía que se vende a cambio de un favor no dice mucho a favor de las mujeres. Ellas pierden su dignidad, que aprecian menos aún que su virginidad, por fama y dinero, y se valoran tan poco que se intercambian por un plato de lentejas. 

Mucho debe cambiar en la mujer del s XXI para revertir una crisis de identidad femenina que repercute a su vez en la crisis de la familia; ella, perdidos los papeles, quiere mimetizarse en un hombre con blush, rimmel y tacones, y sustituirle en la sociedad hasta renunciar a su mayor riqueza: la maternidad. 

Engañada por la ingeniería social que quiere enfrentar a los hombres con las mujeres, muchas veces renuncia a sellar una relación definitiva con el varón quemando las naves: aunque sólo así se acometen las mayores empresas, sólo las alianzas para siempre, al estilo de Dios, consiguen los grandes logros humanos.

Aliarse por algo que valga la pena: tener descendencia en una estructura matrimonial que la protege y con la garantía del “hasta que la muerte nos separe” no se debe desestimar como algo menor, sino como el cumplimiento de una vocación que Dios siempre ha bendecido bajo el nombre de familia y de la que depende el bienestar del individuo y de la comunidad humana.

Ana Coronado